No
recuerdo cabalmente aquel momento particular en que mi memoria
registró al personaje que reconstruiré a continuación. Escribir
sobre él es como pagar una vieja deuda. Es que en el año 2003
escribimos y publicamos un primer trabajo escrito, pura y
exclusivamente de nuestro "puño y letra". Un material que
realizamos en la rapidez de una "Semana Santa". Una fugaz
investigación de hace 10 años que nos llevó a recorrer los
senderos vividos de los 50 años del Club Social y Deportivo Guaviyú,
a investigar algo sobre el Saladero y el deporte por aquella zona que
vio nacer a la institución. Esa rapidez me dejó sin varias miradas,
sin varias historias y si darle voz a otros personajes del fútbol
que me hubiesen gustado haber incluido, pero entre el olvido que no
supo encontrar los caminos para volar y la memoria llena de otros
recuerdos hicieron imposible su aparición.
Lamentablemente,
hoy solo voy a dar pequeños esbozos del personaje, una mirada
superficial, quizás, de un hombre con temple, buscador de sueños,
dicharachero y con un humor perspicaz. Muchos de los lectores
tendrán su sin fin de anécdotas del protagonista. De
voz carraspeante, producto posiblemente del cigarrillo, pero muy
pasional. De esas pasiones desmedidas, capases de terminar posterior
al partido detrás de una camioneta rumbo a la comisaría o
discutiendo con el rival cuando se "baboseaba" sin cesar.
Mas
allá de esta condición de hincha, era un personaje que no faltó a
las canchas jamas a alentar a "la franja" como
decía comúnmente agregándole anteriormente la
proclama particular de "vamo". Marcó una época en las
institución. Época gloriosa en la que los jugadores nos
trasladábamos en camión con los ojos semicerrados para que la
polvareda no nos ocasione molestias, agazapados detrás de aquel
vehículo cuyo techo era una lona y que muchas veces el se encargó
de colocar para acompañarnos domingo a domingo a la vieja Estancia o
a cualquier cancha donde la franja oficiara de visitante.
Con
su jadeante bandera en la cima de una caña tacuara o en un palo, fue
el gran hincha fervoroso del Deportivo Guaviyú que ingresaba a la
cancha a protestar o a desgarrar su garganta bajo un grito de gol.
Por las semana con sus perros despuntaba el vicio de casar mulitas o
tatú, dedicarle tiempo a la quinta para producir verduras que se
aproximaban a las orgánicas y que se encargaba de vender junto a sus
hijos casa por casa.
Por
la Villa y previo a su retirada de caza se lo veía de botas y con el
gancho a sus espaldas, todo su armamento en bolsas de arpillera. Fue
verdulero y choricero en alguna esquina, como Juan Romero o Pilola.
El tabaco entre sus dedos amarillentos, un vino para
la ocasión y allí un inesperado día decidió partir en
un viaje sin retorno, la muerte lo sorprendió a sus 76 abriles. El
hincha dejó el legado de su pronunciada bandera y sus gritos
atronadores, seguramente seguirá viviendo en la memoria,
no solo de los simpatizantes del Deportivo Guaviyú, sino también en
el de los rivales o en un apretado abrazo con algún goleador, en un
saludo de esperanza al ídolo al convertir un gol o al finalizar el
partido.
LO
CONOCIMOS COMO COLACHO ABREO y permanecerá sin
dudas en la historia del CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO GUAVIYÜ, COMO EL
RABIOSO Y FANÁTICO HINCHA QUE REGÓ LAS CANCHAS CON SU FIEL
ALIENTOS, PORTANDO ORGULLOSAMENTE SU MAS PRECIADO TESORO: LA BANDERA
DE LA FRANJA. SU VOZ EN ALTOS DECIBELES REPICARA Y TENDRÁ SU ECO
ALLÁ EN LA ESTANCIA.
Hoy
el "GUAVI" cumplirá hoy sus 66 años y muchos recuerdos
llenarán la memoria de la institución. Abreo sin dudas no podrá
faltar a la cita espiritual junto a todos los personajes y luchadores
que vieron forjar esta prestigiosa institución y que han pasado a
jugar y alentar en otras vidas.
NICOLÁS
RENE ABREO MASARES
Gracias
por el aliento!!!